La aritmética modular en la máquina enigma, un fragmento de la trilogía «Criptonomicon» (Clic acá)
El test de Turing en dos películas contrapuestas:
En la literatura de referencia para los estudiantes de carreras de Informática, Sistemas de Información o Computación, cuando se hace referencia a Inteligencia Artificial o la máquina de Turing se suele hacer una explicación sobre el Test de Turing. Es habitual simplificarlo diciendo que la prueba consiste en un evaluador comunicado mediante teletipos con dos recintos cerrados, en uno de ellos hay un humano y en el otro una máquina. El evaluador hace preguntas y recibe respuesta desde ambos recintos. Si el evaluador no puede distinguir respuestas que corresponden a la máquina de las del humano, entonces estará frente a una inteligencia artificial.
En realidad el «test» es más complejo y lo dicho arriba es una gran simplificación. El trabajo original de Turing parte de una propuesta publicada en 1947 basado en un juego de salón (juego de la simulación) donde una pareja (A, hombre; B, mujer) se enfrentan sin verse con un jugador C que mediante preguntas y respuestas escritas debe decidir quien es el hombre y quien la mujer, basado en que el hombre trata de desorientar a C y la mujer de ayudarlo. Poco después (1950) mejora el enunciado reemplazando a A por una máquina que asume el rol femenino también. Turing evitó caer en la trampa de usar términos como inteligencia o pensamiento. Imagen izquierda:«Turing Test version 3» de Bilby – Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons
En este trabajo de 1950 «Computing Machinery and Intelligence», Turing expone: “Propongo que se considere la siguiente pregunta, ‘¿Pueden pensar las máquinas?’”. Como es difícil definir la palabra “pensar”, Turing decide reemplazar la pregunta con otra que está estrechamente relacionada y en palabras no ambiguas: “¿Existirán computadoras digitales imaginables que tengan un buen desempeño en el juego de imitación?». Turing creía que esta pregunta sí era posible de responder y en lo que resta de su ensayo se dedica a argumentar en contra de las objeciones principales a la idea de que “las máquinas pueden pensar»
Un buen artículo sobre este tema puede ser consultado en Wikipedia haciendo clic acá
Película Núm.. 1: «Código Enigma» («The Imitation Game») Reino Unido, 2014. Dir. Mortem Tyldum; prot.: Benedict Cumberbach; Keira Knightley, Matthew Goode, Mark StrongCharles Dance, Allen Leech.
El foco de la narración está puesto en describir parte de la vida de Alan Turing tomando como eje dos aspectos:
- 1. el trabajo de encontrar las claves de la falsa libreta de un solo uso que usaba la máquina criptográfica Enigma durante la II Guerra Mundial, en una carrera contra reloj y prejuicios ocurrida a principios de la contienda (de allí el título latinoamericano)
2. la tortuosa vida personal del matemático en una sociedad cerrada y homofóbica a mediados del siglo pasado. El juego de imitación (título en inglés) alude a este aspecto de la película y se refiere en forma ambigua a tres cosas simultáneamente: su propia vida personal, el juego de salón ya mencionado y el trabajo de 1947/1950 que da origen al Test de Turing
Este último aspecto (que – por otra parte – es el más dramático) tiene solo una pequeña referencia al test de Turing en una escena avanzada de la película, donde le preguntan, en tono de sorna, a Turing si es cierto que el cree que las máquinas pueden llegar a pensar como humanos, a lo que, lacónicamente responde: «Por supuesto que una máquina no puede pensar como humano» agregando, luego de una pausa: «piensan como máquinas».
Lo que me llevó a escribir este artículo es esta frase, ya que – casualidad o no – resulta ser el argumento de la película Núm.. 2.
Película Núm. 2 «Ex Machina» Reino Unido, 2015. Dir.: Alex Garland; Prot.: Domhnall Gleeson, Alicia Vikander, Oscar Isaac, Sonoya Mizuno.
En esta segunda película no hay sutilezas: El mejor programador de una gigantesca empresa dueña de un motor de búsquedas (digamos algo así como Google, ¿no?) es elegido por su dueño para realizar un supuesto test de Turing a un prototipo de androide (ginoide, en realidad). Esta prueba tiene pequeñas diferencias con la imaginada por Turing:
- El observador sabe que es una máquina
- No hay otras respuestas posibles provenientes de otro interlocutor para comparar
La sutileza aparece cuando se cae en otros aspectos propuestos por Turing: las máquinas ¿piensan? ¿Qué es la conciencia? Aparentemente el trabajo del observador es dilucidar algunas de estas preguntas, pero, por otra parte aparecen otras cuestiones:
- si la máquina piensa, piensa como una máquina, no como un humano. (ver película Núm. 1) y el observador no sabe como piensa una máquina. ¿Tendrá que enfocar en eso su prueba?
- el paradigma del experimento del Cuarto de Mary (ver Notas, abajo) es asumido por la máquina, ya que el propio observador le brinda esa información, pero la máquina tiene incorporada la información virtual necesaria, incluso el mismo experimento de Mary
- el problema del «doble ciego» (ver Notas, abajo) pasa a ser abrumador: el observador a medida que avanza, no sabe exactamente cual es su papel, ya que comprende que él puede creer que es el observador pero existe la posibilidad que en realidad sea un objeto de estudio y que el observador sea la máquina, ya que, por primera vez se está observando una inteligencia artificial fuerte, probablemente superior a la del observador y con el agravante de que no hay información de cómo piensa, mientras que la máquina sabe eso del observador (se lo dice ella misma al principio).
- el Test de Turing se aplica a un observador (del cual no se sable nada) que compara dos entidades para descubrir las diferencias. El fue convocado para hacer un Test de Turing. Entonces, ¿fue convocado en carácter de humano o de otra máquina para que el verdadero observador evalúe diferencias?. Esto lleva a una sospecha sobre su propia identidad: ¿soy humano o máquina?
Notas: Experimento del cuarto de Mary, conocido como Mary la super-científica, es un experimento mental propuesto por F. Jackson en 1982 y 1986. Se basa en discernir entre el argumento del conocimiento y el conocimiento físico. La descripción del experimento es: Mary es una científica brillante que está, por alguna razón, forzada a investigar el mundo desde un cuarto blanco y negro a través del monitor de un televisor en blanco y negro. Se especializa en la neurofisiología de la visión y adquiere, supongamos, toda la información física que hay para obtener acerca de lo que sucede cuando vemos tomates maduros, o el cielo, y usa términos como «rojo», «azul», etc. Ella descubre, por ejemplo, justo qué combinación de ondas del cielo estimulan la retina, y exactamente cómo esto produce a través del sistema nervioso la contracción de las cuerdas vocales y la expulsión de aire de los pulmones que resulta en la pronunciación de la oración «el cielo es azul». […] ¿Qué sucederá cuando Mary sea liberada de su cuarto blanco y negro o se le dé una televisión con monitor en color? ¿Aprenderá algo o no? Parece obvio que aprenderá algo acerca del mundo y nuestra experiencia visual de él. Pero entonces es innegable que su conocimiento previo era incompleto. Pero tenía toda la información física. Ergo hay algo más a tener que eso, y el «fisicalismo» es falso.
Doble ciego es una herramienta del método científico usado para prevenir que los resultados de una investigación puedan estar influidos por efecto placebo o por el sesgo del observador. La investigación a ciegas es una importante herramienta en muchos campos de investigación, (medicina, psicología, ciencias sociales, etc). En un experimento a doble ciego, ni los individuos participantes ni los investigadores saben quién pertenece al grupo de control (y recibe placebos) y quién al grupo experimental. Solamente después de haberse analizado todos los datos, y concluido el experimento, los investigadores conocen qué individuos pertenecen a cada grupo.
Conclusión
En síntesis, el test de Turing se inicia en una película que se ambienta entre 1939 y 1950 en Inglaterra mostrando una sociedad muy retrógrada, en guerra, con hipocresías enormes (y tóxicas) sobre la conducta sexual de las personas, con una moral basada en el desprecio de la vida humana. Evoluciona en una segunda película creada en un ambiente utópico donde el ser humano es visto ahora simplemente como un consumidor de tecnología, respetado en ese aspecto pero minimizado frente a mecanismos artificiales – redituables – de comunicación. Insinúa que puede ser reemplazable por máquinas si se logra demostrar la capacidad de conocimiento que esa sociedad exige. Lo que es un interrogante es si el reemplazo será decidido por el ser humano o por el reemplazante.
Alejandro Roberti
Un buen homenaje a Alan Turing.